Curso escritura

Fantasía o realidad: ¿Cuál resulta más fácil de escribir?

Buenos días Personas, hoy os traigo un mini-debate interno: fantasía o realidad, ¿Cuál es más fácil de escribir?

Hoy voy a daros mi opinión sobre, a grandes rasgos, cual de los géneros literarios es, y siempre bajo mi punto de vista, más fácil a la hora de escribir.

Empecemos por lo básico: explicar cuales son mis baremos para catalogar una escritura como fácil o difícil.

Ya sea una novela o un relato corto lo primero es tener una idea, pero no una idea cualquiera, ha de ser buena.

Los lectores os volvéis cada día más críticos y difíciles de atraer, luego están los que leen bestsellers única y exclusivamente. A ti, querido lector o lectora te digo que te queda muchísimo por descubrir.

Volviendo a la idea del relato, sabéis que un relato tiene un inicio, un nudo o desarrollo y un final. Dejadme deciros algo que aprendí escribiendo: el escritor se juega la vida en el inicio y la resurrección en el final.

¿Cuantos de vosotros habéis empezado a leer un libro y sus dos primeras líneas os han llenado de ganas de leerlo hasta terminarlo? O por el contrario, ¿Cuantos no habéis tenido suficiente y habéis cerrado el libro asqueados, pensando que no valía nada? Con los finales pasa parecido, han de dejarnos con buen sabor de boca, sobretodo si es una novela con varios volúmenes.

Un mal final puede arruinarnos toda la experiencia de lectura, incluso si hasta ese momento el libro nos estaba encantando.

Centrémonos en el meollo del asunto, donde todo sucede, el corazón de nuestra historia: el nudo.
El nudo es el lugar donde la trama se gesta, crece, se resuelve y muere. Sí, señoras y señores, las tramas mueren, una vez resueltas dejan de existir, es su cometido. Una trama no resuelta sería como una patada en la boca al lector. Y aunque es cierto que hay que saber generar intriga y suspense, al final la trama debe solucionarse.

No confundamos trama con cabos sueltos. Un libro puede acabar sin que sepamos que motivos empujaron a un personaje al asesinato, pero no sin saber quién ha sido. A menos que el libro forme parte de una saga o que el asesinato no sea la trama en sí, esto vale tanto para fantasía como para realidad.

Al estar escribiendo sobre la trama no podía olvidarme de algo fundamental para ella: el Macguffin,  el Leitmotiv, o dicho en nuestro idioma: el elemento central de nuestra historia que hace que todo avance en ella.

Hay quien confunde el Macguffin con el tema, es cierto que, en ocasiones, son lo mismo y la gran mayoría de las veces están relacionados. Si nuestra historia fuera un antiguo juguete de hojalata, la llave con la que le daríamos cuerda sería el Macguffin, igualmente válido para fantasía y para realidad.

Bien, después de toda esta explicación hay que preguntarse: ¿Hay diferencias de estructura entre una novela fantástica y otra real? No, a nivel de estructura son igual de difíciles de escribir.

Porque, lo voy a decir ahora para que nadie se lleve una idea equivocada, escribir no es fácil. Y me refiero a escribir de verdad, al hecho de utilizar el lenguaje escrito como forma de expresión artística.

Juntar palabras con la intención de darle un significado más o menos comprensible, debería resultarle sencillo a todo aquel que tenga al menos los estudios primarios. Y si no, no hay nada que la practica no sea capaz de resolver.

Un inciso sobre la estructura. El literatura hablamos de dos tipos: superficial y profunda. Resumiendolo mucho, la superficial es lo que se lee y se entiende directamente. La profunda es la reinterpretación a través de la reflexión.

Os pongo un ejemplo: » simas y onduladas colinas, pobladas de espesa maleza caoba, en las que tanto me gusta perderme y me pierdo «. Evidentemente hablo de la belleza del cuerpo de mi marido. Aunque en un sentido literal se podría pensar que hablo de un hipotético lugar con cerros y valles, cubiertos por vegetación marronosa, a los que me gusta mucho ir.

Ya os he dado unos apuntes sobre una pequeña parte de la teoría que hay detrás de la escritura. Hablemos ahora de la documentación.

Antes de escribir es necesario saber sobre qué, y es también es necesario conocer ese tema del que se quiere escribir. Para así evitar faltar a la verdad y ofender a algún lector o lectora que conozca el tema.

Cuando fui a escribir mi relato «El Pesadiellu» investigué sobre las cuencas mineras asturianas, sobre la revolución de 1934 y sobre la geografía asturiana.

Eso me dio unas ideas muy concretas para unos personajes y situaciones determinadas. Mi idea original era hacer un relato ubicado en mi mundo de fantasía en la que un minero le salvase la vida a la reina.

Toda aquella investigación llevó un tiempo hacerla y luego la escritura y corrección del relato llevó otro largo rato.

Sin embargo para mi relato «Breve paseo por Néfira» no tuve que investigar nada, todo estaba en mi cabeza. En ese relato somos yo y mi imaginación ante unas hojas por llenar.

Dado que el relato sucede en Domhan soy yo el que pone las reglas. Yo dicto los usos y costumbres de la gente, su religión, sus obsesiones y ambiciones.

Y nadie puede decirme que me estoy equivocando, porque no sabe como funciona mi mundo. Y aunque lo supiera, existiendo la magia y seres sobrenaturales, puedo jugar con la flexibilidad de estas reglas, hasta cargármelas por completo si el relato lo requiere.

Porque yo estoy al mando, yo marco que es válido y que no, dónde empieza la realidad y dónde termina. Y eso, además de encantarme, me sale de una manera tan natural como respirar.

Lo voy a decir, porque es la conclusión de todo este texto: escribir fantasía es menos difícil que escribir realidad.

Lo que también resulta difícil es escribir una buena historia. Y personalmente para mi el reto consiste es escribir buenas historias a pasadas a través del filtro de la fantasía.

Porque sí, sería fácil que hiciera «trampas» y solucionase tramas con el pretexto de que en mi mundo las cosas funcionan así.

O incluso podríleedcer un Deus ex machina y solucionar una situación a golpe de intervención divina, aprovechándome del hecho de que en mi mundo, Domhan, los Dioses tienen mucho peso.

Pero no lo voy a hacer, no me sentiría bien, ni conmigo mismo ni con vosotros, lectores y lectoras. Ese es mi reto y compromiso: ofreceros historias de calidad, tanto si son de realidad o de ficción.

Y si son de ficción esforzarme mucho más en ellas para que un recurso fácil o mal aplicado no os afecte a vuestra experiencia literaria.

Bajo esa premisa me pongo a escribir hoy esto.

Es hora de que me vaya despidiendo, espero que el texto de hoy os haya resultado ameno e interesante. En un par de días volveré con otro tema. No olvidéis que podéis comentar vuestra opinión al respecto.

Sed buenos y leed. Un saludo.

Fantasía

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