Megrez y Sagre, capítulo 2.

Megrez y Sagre.

Megrez y Sagre

Megrez y Sagre

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La noche fue difícil para los dos gemelos: ambos estaban entusiasmados con el reencuentro, apenas podían contener la emoción. Zhalón estaba abrazado a Sagre, aparentemente dormido. Megrez dormía en su cama: en el suelo, cerca de ella, Yans y Sádar, dormían el uno acurrucado sobre el otro. Ambos gemelos estaban mirando al techo, pensando el uno en el otro.

 

No puedes dormir, ¿Verdad? – Le preguntó Zhalón  a Sagre, y Yans a Megrez.

 

No – Contestaron Sagre y MegrezNo dejo de pensar en mi hermano.

 

Deberías dormir, aunque solo sea para que se te pase el tiempo más rápido. – Dijeron Zhalón  y Yans.

 

Tienes razón – Contestaron Sagre y MegrezCerraré los ojos y trataré de dormir.

 

Pese a no estar juntos cada uno vivió exactamente la misma escena.

 

Finalmente llegó la mañana. De otros parpadeos anteriores a lejanas regiones habían descubierto que la hora no es la misma en todas partes. Sabiendo la distancia a la que se encontraban, calcularon que había dieciocho horas menos en Ispedia respecto a Irdresma. Megrez decidió parpadearse justo donde notaba la presencia de Sagre. Lo haría junto a Heasse, Yans y Sádar, para darle una gran sorpresa a su hermano. Los lobos boreales estarían en su forma humana el rato que durase la visita.

Sagre dormía cuando llegaron Megrez y el resto. Zhalón y él estaban abrazados.

 

A Megrez le costó reconocer a su hermano: si no fuera porque sentía su presencia jamás hubiera dicho que aquella persona era Sagre. Mientras que Megrez había crecido apenas unos diez centímetros de altura, Sagre lo había hecho treinta y cinco. No sólo cambió su estatura: debido a los entrenamientos todos los músculos del cuerpo de Sagre estaban bien definidos, aunque no abultados. Megrez apenas había echado músculo. Cuando Sagre notó la presencia de su hermano se despertó.

 

¡Qué agradable sorpresa!  – Dijo Sagre con entusiasmo mirando a todos – ¿Cuándo habéis llegado?

 

Justo ahora llegamos – Dijo Heasse.

 

Te noto muy cambiado – Dijo Megrez con tono sorprendido.

 

¡Uf! ¿Qué es tanta gente de buena mañana en la habitación? – Dijo Zhalón, aún despejándose.

 

Hola soy Heasse – Dijo la iridiana – Es un placer conocerte al fin Zhalón, Sagre ha hablado mucho de ti con Megrez.

 

¿Por qué dormís juntos? – Preguntó Megrez extrañado.

 

Por el mismo motivo que deberíais dormir juntos tú y Heasse  – Dijo Sádar con un tono ligeramente burlón.

 

¿Qué insinúas? – Preguntó Megrez, que aunque sabía la respuesta no quería escucharla.

 

¿Tienes algún problema con el hecho de que seamos pareja? – Preguntó Zhalón un tanto susceptible.

 

¿Y por qué iba a tenerlo? – Preguntó HeasseSería absurdo…

 

Problema no, pero no entiendo que estéis juntos Supongo que ya se os pasará. – Dijo Megrez.

 

¿Qué es lo que no entiendes? ¿Por qué se nos tiene que pasar? – Pregunto Sagre.

 

Bueno, lo normal es que sean hombre y mujer los que estén juntos, sólo ellos pueden tener hijos. Las parejas son para tener hijos, ¿No? – Dijo Megrez.

 

¿Insinúas que tú y yo sólo estamos juntos por tener hijos? ¿Que los sentimientos no importan? – Dijo Heasse ligeramente enfadada.

 

Bueno, tú y yo somos distintos, estamos destinados a estar juntos. Hemos oído nuestras almas unirse, no puede compararse. – Dijo Megrez.

 

¿Verdad que os vendréis conmigo y me ayudareis a preparar el desayuno? – Les dijo Sádar a Sagre, Zhalón y Yans al prever la situación que estaba a punto de estallar.

 

Pero si tenemos personas que se encargan de todo… – Dijo Zhalón.

 

Pues a supervisarlos, pero salgamos de aquí. – Dijo Sádar entre dientes interrumpiendo a Zhalón.

 

Entonces rápidamente salieron los cuatro por la puerta, dejando a Heasse y Megrez solos.

 

¿Es muy habitual que tu familia saque a la gente así de su cuarto? – Le preguntó Zhalón a Sagre.

 

No, ni tan siquiera he tenido tiempo de darle un abrazo a Megrez. – Contestó Sagre.

 

Hacedme caso, nunca, pero nunca, estéis en medio de una discusión de pareja – Dijo Sádar Las cosas desde fuera pueden verse muy distintas a cómo son en realidad. Es mejor dejarlos solos y que lo arreglen ellos.

 

No pensé que Megrez tuviera esa forma de pensar. – Dijo Sagre.

 

Por mucho que sea tu hermano no debería importarte tanto lo que piense – Dijo Yans Has de buscar tu propia felicidad, nada más.

 

Me gusta cómo piensan tus padres. – Dijo Zhalón.

 

No son mis padres, son nuestros amigos, Yans lleva en casa desde que tenemos tres años, Sádar llegó hace tres años, en primavera. – Contestó Sagre.

 

¿Y dónde están tus padres? ¿Por qué no han venido con tu hermano? – Preguntó Zhalón.

 

Sus padres estaban ocupados con un asunto muy importante hoy, pero tal vez vengan más tarde si tienen tiempo. – Dijo Yans.

 

En ese momento apareció Jigsx por el pasillo.

 

Oh, ustedes deben de ser los padres de Sagre, es un placer conocerlos. – Dijo el yrteda con una suave reverencia.

 

Estoy por adoptar mi forma de lobo para que la gente deje de decir eso. – Dijo Yans un tanto indignado, aquel comentario hizo que Sagre riera.

 

¿Cómo? – Preguntó Jigsx confuso – ¿No son sus padres?

 

No, son amigos. – Dijo Zhalón.

 

Oh, entiendo, mis disculpas, ¿No venía también el hermano de Sagre? – Preguntó Jigsx.

 

Él ha venido, pero ahora mismo está tratando un asunto personal con su novia Heasse. – Dijo Sádar.

 

¿Quién es este chico, Sagre? – Dijo Yans mirando fijamente al yrteda, como si notara algo inusual en él.

 

Oh, no os he presentado. Este es Jigsx, el dueño de esta casa y actualmente el único consejero de la casa Garraespina. – Dijo Sagre Estos son Yans y su mujer Sádar, ambos son buenos amigos de la familia, prácticamente es como si formasen parte de ella.

 

¿Y es algo más? – Preguntó Yans.

 

¿Algo más? ¿A qué te refieres? – Pregunto Sagre.

 

Por curiosidad, ¿Sabes lo que es un Amcítaro, Sagre?

 

Sí, me contó Megrez que os encontrasteis con uno, ¿Por qué lo preguntas?

 

No por nada. ¿A qué hora se sirve la cena en esta casa? – Preguntó Yans – Hemos salido sin tomar nada.

 

Querrás decir el desayuno. – Dijo Sagre.

 

No, la cena – Dijo YansRecuerda que entre Irdresma e Ispedia hay una diferencia horaria de más de quince horas.

 

Cierto, no lo recordaba. – Dijo Sagre.

 

¿Qué es eso de la diferencia horaria? – Dijo Jigsx Que yo sepa el sol sale por el oeste y se pone por el este, y en todas partes da el mismo sol.

 

Sí, pero no a todos sitios llega el sol de la misma manera – Dijo Sagre Es como cuando un vaso de agua se derrama sobre una mesa, unas partes de la mesa se mojarán antes y otras más tardes. El agua tardará más en llegar a las zonas de la mesa que estén más alejadas del vaso, pero el agua que les llegue a todas será la misma.

 

Entiendo – Dijo JigsxTendré que teletransportarme a diferentes sitios para verlo con mis propios ojos.

 

Bueno, ¿Podemos ir al comedor ya? Tengo bastante hambre. – Dijo Zhalón.

 

¿Y qué hacemos con Megrez y Heasse? – Pregunto Sagre.

 

Esperémoslos allí – Dijo Sádar No creo que tarden en unirse a nosotros.

 

Y los cinco se encaminaron al comedor: una vez allí fueron atendidos por el servicio. Al poco rato llegaron Megrez y Heasse, tal y como había dicho Sádar. La cara de Megrez era bastante neutra, no se podría adivinar a través de ella el cariz de la discusión. La cara de Heasse era igual, aunque cambió a alegre una vez se sentaron: todos supieron que lo hizo para no preocuparles y para impedir que preguntasen si estaban bien. Hubo un largo silencio, aún faltaba un rato para que llegase la comida.

 

Bueno, ¿Y cómo os conocisteis vosotros tres? – Preguntó Heasse.

 

Sagre y yo nos conocimos en Fhis – Dijo Zhalón Un grupo de amigos y yo estábamos jugando en la calle, cuando vimos a Sagre. Lo invitamos a jugar y le tocó a él perseguirnos. Llegamos a un tejado y yo caí de espaldas no sé cómo: cuándo me desperté estaba en los brazos de Sagre.

 

Oh, que romántico, seguro que os enamorasteis al instante. – Dijo Heasse.

 

La verdad es que tuve que resucitarlo porque todo el mundo me acusaba de matarlo. Aunque no me arrepiento de haberlo hecho – Dijo Sagre mirando con ojos tiernos a Zhalón.

 

¿Y cómo lo conociste tú, Jigsx? – Preguntó Heasse.

 

Yo iba de viaje con mi antiguo maestro de magia. En el camino nos asaltaron bandidos. Al principio Sagre se quedó dentro del carruaje, pero mi maestro alertó de su presencia y los bandidos lo atacaron. Sagre acabó con ellos y con mi maestro, y ayudó a un konei que resultó herido. Luego nos entregó un regalo a todos, una pluma suya que aún conservo. Él me inspiró a ayudar a otras personas que lo necesitasen: a partir de ese día me dediqué a curar a gente con magia. – Dijo Jigsx.

 

¿Quién te enseño a curar a la gente? – Pregunto Yans.

 

 – Nadie. Todo lo que hice fue fijarme en cómo Sagre curó al konei, e intenté imitarle. – Contestó el yrteda.

 

¿Y cuánto tardaste en poder curar a la gente? – Preguntó Yans.

 

El conjuro me salió casi al instante, aunque es algo diferente a cómo le sale a él. – Contestó Jigsx ¿Por qué lo preguntas?

 

No, por nada, curiosidad. Debes de ser un mago de gran talento. – Contestó Yans.

 

 De hecho es profesor de la Academia de Magia Silvarina. – Dijo Sagre.

 

Caray, he oído hablar de ella – Dijo Heasse Es la única academia de magia que existe. Sus requisitos de entrada son muy estrictos, los profesores lo tienen muy difícil para entrar allí. Debió de costarte mucho esfuerzo.

 

La verdad es que fue el director el que vino a pedirme que hiciera de profesor. Yo ni me lo hubiera planteado. – Contestó Jigsx.

 

Increíble, ¿Eres consciente del gran logro que es eso? Debes de ser una persona muy poderosa. – Dijo Heasse.

 

Bueno, no es para tanto. – Dijo Jigsx ruborizándose.

 

¿Estás bien Megrez? – Dijo Sagre Llevas mucho rato sin hablar.

 

No, estoy bien – Contestó el custodio – Es sólo que Heasse me ha dicho que si no tengo nada bueno que decir me quede callado, y es lo que estoy haciendo.

 

Ese comentario volvió a provocar un incómodo silencio, la comida seguía sin venir y la tensión en el ambiente aumentaba.

 

¿No vas a hablarle a Sagre de los dragones, Megrez? – Preguntó Heasse.

 

¿Dragones? – Preguntó Sagre.

 

Sí, mientras practicaba mi par…teletransporte,  acabé en el mar dónde me encontré a una dragona marina. Resulta que ella vive con dos dragones más. – Dijo Megrez.

 

¿Y qué aspecto tienen? – Preguntó Sagre.

 

Pues tienen dos. – Dijo Megrez con algo de entusiasmo – Una de sus formas es humana, la otra varía mucho según el dragón. La dragona es azul, con seis aletas y una forma de cuerpo alargada; otro es una mole inmensa de pinchos y tiene una fuerte mandíbula; el otro tiene plumas en el cuerpo.

 

Guau… Me muero de ganar de ver a un dragón. – Dijo Sagre.

 

Yo también. – Dijo Zhalón Parecen criaturas fascinantes.

 

Ciertamente interesantes sí – Dijo Jigsx ¿Podríais decirnos dónde los visteis?

 

En un lugar en mitad del mar – Contestó Megrez Creo que está al norte de Belmonte y al oeste de Ispedia.

 

En ese momento entro el servicio trayendo la comida. Dado que tenían invitados decidieron que merecía la pena sacar las mejores viandas. El opíparo festín servía a algunos de desayuno y a otros de merienda. Tras comer Sagre decidió enseñarle cómo era un día normal para él, Zhalón  y Jigsx, así que le enseño cómo se entrenaban e hicieron un combate de demostración.

La fuerza, agilidad y resistencia de Sagre y Zhalón sorprendió a Megrez. La progresión de su hermano lo hizo ver que tal vez había estado perdiendo el tiempo con los alones, y que debió de entrenarse físicamente. No sólo eso: a mitad de combate notó cómo Zhalón usó dariré y de pronto se hizo más fuerte y veloz, al mismo nivel que su hermano. Aquello lo intranquilizó un poco: “¡Un humano que puede tener la misma fuerza que un custodio!”. Incluso Jigsx, que no entrenaba tan duro, parecía ser más fuerte que él. Además, podía ver cómo emanaba Saolstirgh de manera similar a aquel falso konei con el que se encontraron hace tiempo, aunque era apenas perceptible.

 

Después de la comida decidieron que era hora de marcharse, puesto que para ellos sería la hora de volver a la cama. Se despidieron todos cariñosamente.

Sagre estaba muy contento de la visita de su hermano y lamentó no haber podido ver a sus padres. Pensó que pronto sería hora de hacerles una visita, pero aún tenía mucho que hacer si pretendía cumplir con la misión que le encomendó Iria. Decidió que era hora de endurecer el entrenamiento.

Por su parte Megrez también pensó en hacerse físicamente más fuerte, y pidió ayuda a Yans, ya que era el custodio más fuerte que él conocía.

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