Tiempo

Buenos días Personas, hoy vengo a hablaros del tiempo, y no me refiero al clima.

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Esta mañana, tras salir de la cama, he pensado seriamente si patentaba un nuevo deporte: la natación sincronizada en sábana estival.

Hablando de cama, ¿Os habéis parado a pensar cuando dura un sueño? Nos acostamos, nos dormimos, soñamos y algo que nos ha parecido breve pueden suponer perfectamente seis o siete horas durmiendo. Siempre me ha resultado curioso este efecto de dilatación temporal, pues bien, también sucede en la literatura.

¿Habéis leído «Ulises» de James Joyce? Pues el libro tiene entre 650 y 1000 páginas según la edición, y en el solo transcurren 24 horas. ¿Y «Cien años de soledad» ha caído en vuestras manos? Pues este libro de Gabriel García Márquez  tiene 471 páginas y en ellas transcurren 100 años de historia en el pueblo de Macondo. ¿Y cómo es esto posible? ¿Como se pueden extender 24 horas para que den para unas seiscientas cincuenta páginas y que cien años puedan condensarse en cuatrocientas setenta y una? ¿Brujería? No, resulta que el tiempo permite que juguemos con él tanto como necesitemos.

En una novela el tiempo puede ir adelante, atrás y en espiral, es decir, saltando adelante y atrás según lo necesite el autor. Hay varias formas de doblegar el tiempo para que se adapte a la voluntad del escritor, una de ellas es utilizando descripciones. En las descripciones el tiempo no pasa, uno puede llenar páginas y páginas de detalles sobre el entorno y los personajes que están en el y el tiempo permanecerá estático. Ahora bien, usando una sola línea, incluso tres palabras son suficientes, para hacer que el tiempo vuele, adelante o atrás, segun sea menester. El simple hecho de escribir: » pasaron seis meses» ya adelanta el tiempo medio año, al hecho de hacer avanzar el tiempo, sin contar cada uno de los acontecimientos que suceden en ese periodo, se le llama en literatura «resumen». El resumen, a efectos temporales es justo lo contrario a la descripción.
Para que lo entendáis mejor, supongamos un niño en lo alto de una azotea con una hoja de roble en la mano, está a punto de tirarla, la descripción nos daría detalles precisos de como es el niño, que altura tiene el edificio, cuando fue construido y todo lo que el autor quiera expresar, pero la hoja permanecería estática, aún en entre los dedos del niño o flotando en el vacío. El resumen nos situaría ya la hoja en el suelo, obviando su viaje, ¿Y que pasa si queremos avanzar, al mismo paso que la hoja, narrando una escena al ritmo de su caída? Pues entonces tenemos una subperspectiva. La subperspertiva consiste en ir siguiendo un elemento móvil y escribir lo que sucede en torno a él. En mi relato «Breve paseo por Néfira«, en el momento en que el globo se escapa el relato pasa a narrarse en subperspectiva.

Otra forma de hacer que el tiempo avance a la vez que se va leyendo el texto es el diálogo. Una frase dicha por los personajes hace avanzar el tiempo tanto como una persona con una buena dicción tardaría en decir esa misma frase. Por tanto, si un lector con un buen, nivel de lectura, tarda diez minutos en leer toda la escena del diálogo, significará que, a menos que se especifique lo contrario, en esa escena han transcurrido diez minutos.

Vemos por tanto que existe una relación y una diferencia entre el tiempo que se tarda en leer un libro y el tiempo que transcurre dentro de la historia.

Para acabar demos un repaso: el tiempo narrativo es maleable, hay elementos que hacen que este avance rápido, como el resumen, elementos que hacen que este transcurra al ritmo de la lectura, como el diálogo y la subperspectiva y elementos que detienen el tiempo, como la descripción.

No hay una forma correcta de aplicar cada uno de estos recursos, un escritor debe saber cual quiere usar y en que medida. Yo personalmente no soy partidario de hacer subperspectivas demasiado largas y sin embargo me encanta que los diálogos ocupen la mayor parte de mis novelas, y seguramente habrá autores que defiendan justo lo contrario y autores que estén de acuerdo conmigo. Como ya he dicho, no hay una fórmula perfecta, siempre y cuando el texto logre lo que pretende estará bien construido.

Eso es todo por ahora, disfrutad del fin de semana los que podáis y nos volvemos a ver el lunes a la misma hora.

Un saludo.

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