Buenos días y buen inicio de semana Personas, hoy vengo a hablaros de los tres tipo de escritor, basados en su extensión: microrrelato, relato corto y novela.
En anteriores publicaciones os he hablado de la importancia de un narrador, la del conflicto, que género exigía más imaginación y cual era un ejercicio de documentación e investigación y sobre como ha evolucionado la publicación de textos literarios es este último siglo.
Hoy os vengo a hablar sobre las tres modalidades de prosa que existen hoy en día, las cuales son: el microrrelato, el relato corto, o cuento, y la novela.
Empecemos por el microrrelato. Los orígenes del mismo son relativamente recientes. Si bien la escritura breve nos ha acompañado a lo largo de casi toda la historia de la comunicación escrita, desde las instrucciones sumerias, como las de Shurupak, egipcias, pasando por los epitafios, aforismos y epigramas de la cultura grecorromana, sin olvidar los bestiarios y de la Edad Media y las sentencias de El conde Lucanor, sin olvidarnos de los haikus, el Panchatantra de la India y los textos de los Sarcófagos egipcios.
El microrrelato como tal nace en el vanguardismo y en el modernismo hispanoamericano. De la mano de autores como Leopoldo Lugones, Macedonio Fernández, Jorge Luís Borges , Adolfo Bioy Casares, Clara Obligado, Julio Cortázar, Juan Ramón Jiménez, Max Aub o Ramón Gómez de la Serna, por nombrar algunos, nos llegan una serié de escritos con una extensión corta y un amplio rango de temas.
El microrrelato debe ser breve, conciso y directo. En tan solo unas líneas debe hacernos llegar su mensaje, puesto que por muy corto que sea ha de tener las tres partes fundamentales de todo texto narrativo: inicio, nudo y desarrollo.
Para mí, el microrrelato es una explosión creativa que prácticamente se escribe sin correcciones posteriores. Es un género fugaz, nos es otorgado por una musa, junto con la compulsión de escribirlo, y una vez escrito lo miramos y observamos nuestro trabajo de improvisación. Dicho trabajo no requiere de horas y horas devanándose los sesos a la búsqueda de las palabras adecuadas para dar toda la intensidad y sentido que queremos el texto. El microrrelato nace perfecto o no nace, y por tanto debe ser descartado o convertido en un relato corto o novela mediante posteriores trabajos de inventiva y corrección.
Hablemos ahora del relato corto. El cuento es un género que nace del equilibrio perfecto entre genio y esfuerzo. No requiere demasiado trabajo y es perfecto para escritores y escritoras de vida ajetreada. Al disponer de más extensión el escritor esta modalidad de escritura permite tramas más complejas y elaboradas, personajes más profundos y un pequeño lugar para que el autor deje su huella personal y el lector capte su estilo y formas de escritura. Una dificultad de los relatos cortos es que no pueden quedar inacabados, al final del texto todo debe quedar cerrado, aquí no hay segundas partes, y, como ya comenté anteriormente, no vale cualquier final. El lector se merece irse con buen sabor de boca y sentir que todo lo que ha leído anteriormente ha servido a un propósito.
Para finalizar hablaremos de la novela. En la novela prima más el pulido que la idea. Es un género que exige mucho trabajo de corrección, puesto que se suele dar mucha información al lector y este ha de ser capaz de entenderla toda. A menudo una novela tarda mucho más en ser corregida que en crearse su borrador, ( ejem, como es mi caso).
Algo típico de las novelas es que tengan varias partes. Este hecho es debido principalmente a que, al pasar tanto tiempo desarrollando y puliendo una historia y a sus personajes, a los escritores y escritoras se nos ocurren nuevas tramas para estas historias y personajes, a veces nos sentimos incluso con la obligación de alargar una historia que tanto esfuerzo nos ha conllevado y que no queremos ver morir tan pronto. Volviendo a los personajes, es en las novelas cuando los mismos pueden evolucionar y desarrollarse, delante de los ojos del lector.
Pero ojo, todo cambio o evolución del personaje debe ser justificado y no por capricho del escritor o exigencias de la trama. Es muy habitual, sobretodo en cine, encontrar al típico personaje cobarde que de repente, y por intervención divina, se vuelve valiente, sin ni siquiera darle una explicación a su arrojo, ni que sea por puro subidón de adrenalina.
Ese tipo de cosas son las que cabrean a los lectores, porque se ve la mano del escritor detrás de una sonrisa malvada mientras murmura: «esto lo hago porque es la única manera que tenía de seguir la historia y me daba pereza tener que reescribirla».
Otro riesgo típico y síntoma de las revisiones insuficientes es que, al tener la novela tantas páginas, se olvide lo que anteriormente se ha escrito y se vuelva a hacer referencia a un hecho de manera diferente a como se ha mencionado 200 páginas atrás. Es más común de lo que parece, pero por suerte las novelas se releen muchas veces antes de publicarlas, al menos, en teoría.
En conclusión, toda modalidad de escritura tienes sus pros y sus contras y depende de cada escritor y escritora estar cómodo con uno un otro. En mi caso: siempre que me viene la oleada de inspiración microrrelato. Cuando tengo ganas de escribir pero poco tiempo para hacerlo, cuento. Si dispongo de muchísimo tiempo para darle vueltas y forma a una idea, novela.
Pues eso ha sido todo por hoy, si tenéis cualquier duda o comentario tenéis a vuestra disposición la opción de hacerlo.
Sed buenos y empezad la semana con energía, alegría y con una historia bajo el brazo, vuestra o ajena.
Un saludo.